05.13.2014
Media

Anónimo

Vivo en Colombia, un país muy religioso y donde el aborto es ilegal excepto en tres casos. Pero cuando supe que estaba embarazada, también sabía que si le contaba a alguien, no tendría la libertad de decidir: Me tocaría tener el hijo (por ley) y mi familia jamás me dejaría darlo en adopción (por un sentido de amor a la vida y a la familia). Tenerlo hubiera significado dejar a un lado mi independencia, pues las decisiones las tomarían quienes querían que lo tuviera, me tocaría a mí o a mi familia mantenerlo y no estaba de acuerdo con eso. Era un error haber quedado embarazada, pero podría deshacerlo. Mi vida con un niño, en cambio, no era factible deshacerla.
Me tocó hacerlo a escondidas. Por suerte dí con un lugar en el que me hicieron valoración psicológica y fui testigo de cómo a una mujer le recomendaron NO abortar, pues sabían que le haría daño psicológico. La mujer lloraba todo el tiempo. Yo no lloraba. Sabía lo que quería, por qué lo quería, y las consecuencias de una u otra decisión. NO fue traumático. No fue en una cirugía, ni nada por el estilo. Fue en un sitio limpio, que me daba tranquilidad. Me dejó ser libre.
Sé que no es para todos. Pero digo que debe haber libertad.