07.07.2014
Media

Anónimo

Tenía 18 y era el otoño de 2008 durante mi primer semestre de la universidad cuando me enteré de que estaba embarazada. Estábamos de novio desde hacía alrededor de un año. Estaba usando un anticonceptivo oral pero estoy convencida que en el verano cuando cambié de un tipo a otro fue el momento en que concebimos el bebé.

Durante toda la escuela secundaria tuve mi visión particular del aborto. Pensaba que a menos que la vida de la mujer estuviese en peligro si continuaba con el embarazo o si quedaba embarazada por una violación, debía hacerse responsable de sus acciones y tener el bebé. Si no deseas tener un bebé, entonces debes tomar las medidas necesarias para no quedar embarazada, ¿sí? Qué ingenua que era.
Por mi posición recta, en un primer momento había decidido no terminar con el embarazo. Luego, se instaló la depresión. ¿Cómo pude haber sido tan estúpida? ¿Qué sería de mi vida, mis sueños? Sentía que no tenía a nadie a quien pedir ayuda. Solo SABÍA que si les decía a mis padres, se enojarían y se sentirían muy defraudados conmigo. Mi vida estaba arruinada. Estaba tan confundida. No quería tener un hijo, pero debía hacerme responsable de mis acciones. Estaba entre el amor y el apoyo de dos personas, mi hermana más grande y mi novio, que me ayudó a darme cuenta que si me hacía un aborto estaría haciéndome responsable de mis acciones y de la manera correcta. Tener un hijo es un compromiso gigante y que te cambia la vida. No estaba de ninguna manera lista para tal cosa. Al hablar con mi hermana me enteré por primera vez que ella Y mi madre se habían hecho abortos. También tuve mucha suerte de que mi novio era una persona amable y que me brindó todo el apoyo en la decisión de tener el bebé y luego de terminar el embarazo.
Me hubiese gustado no tener que hacerme un aborto, pero estoy agradecida por haber tenido la oportunidad de hacerlo. Ambas decisiones de tener o de no tener un bebé son difíciles, ninguna debe tomarse a la ligera. Las mujeres necesitan de apoyo de sus amigos, hermanas, madres, tías y compañeras sobre si es lo correcto para ellas. Me hubiese gustado no sentirme tan sola y me gustaría que no hubiese tal estigma al hablar de aborto o de hacerse un aborto y quizás hubiese tenido mayor apoyo durante esta situación difícil.