07.07.2014
Media

Mi historia son realmente dos historias. Y recientemente, una experiencia personal. Tenía 19 años, y solo tres meses de lo que después me daría cuenta era una relación gravemente abusiva, cuando me di cuenta de que estaba embarazada.

Reconozco que tuve mucha suerte, teniendo en cuenta que tenía el dinero para pagarlo, una clínica segura y conocida que no tenía manifestantes, y una familia que no se escandaliza con el tema del aborto. Mi madre estuvo conmigo en cada momento. Mi novio me apoyó en mi decisión en un primer momento, pero después me lo echaba en cara en cada pelea, lo que me hacía sentir más agradecida por no estar atada a él. Ninguno de nosotros quería niños en ese momento. Por momentos pensé en la idea de tener el bebé, pero me daba cuenta de que pensaba en el bebé como en un castigo por no ser más cuidadosa. El pensamiento de un hijo pensado como un castigo me enojaba mucho, entonces supe que el aborto era la decisión correcta para mí.
Entonces le escribí una carta al niño, hice mi duelo, y lo guardé – pienso que me gustaría que me enterraran con eso. De todos modos, tuve suerte de darme cuenta de que estaba embarazada apenas sucedió y pude tomar la versión en píldora, y a pesar de que me dijeron lo contrario, prácticamente no tuve dolores. Tuve un coágulo y el resto fue como tener mi periodo. Finalmente terminé con mi relación abusiva y espero algún día tener una familia que tenga todo el amor y el apoyo que yo he tenido.
La otra historia es sobre ser una más en mi familia materna. Sabía que mi mamá había tenido un aborto en la universidad, por lo que sabía que me iba a apoyar cuando me encontré en la misma situación. Lo que no supe hasta más adelante fue que mi abuela materna también había tenido un aborto. También había quedado embarazada a los 19, pero al ser rebelde y cabeza dura, se negó a casarse con el hombre. En cambio voló a México para realizarse el procedimiento, ya que el aborto no era algo seguro en EE. UU. en la década de 1920. Cuando me enteré de esto quedé impresionada. Mi abuela tuvo 5 hijas, y la más chica me tuvo a mí. No puedo evitar sentirme mal sin el aborto SEGURO, quizás ya no esté aquí para entonces.
Si fuese Ilegal, no se detendría; lo sé por la experiencia de mi abuela. Las personas se quedarán con la posibilidad de ir a otros países (si tienen los medios para hacerlo) o de recurrir a un aborto clandestino sin reglas o procedimientos seguros. En conclusión, le debo mucho al aborto seguro.