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Sarah
Hace unos cinco años atrás quedé embarazada. Tenía una relación comprometida y amaba a mi pareja, ahora estamos casados y somos padres de un hermoso niño de 19 meses.
Pero hace cinco años, no estaba lista para ser madre. Creí en ese momento, y todavía lo creo, que traer un niño al mundo es un acto increíblemente importante que exige de mucha voluntad, amor e intención. No me sentía lista para comprometerme totalmente con ese acto cinco años atrás, y me temía que hacer eso sin un compromiso o voluntad total podría dañar mi relación con mi pareja y el hijo que trajéramos al mundo. Entonces opté por terminar con el embarazo. Estaba triste, me sentía rara con la experiencia y no pienso en la situación con cariño pero tampoco me arrepiento ni una pizca de lo que hice. Como madre, conozco ahora cuán duro y brillante e intenso es la maternidad, y estoy orgullosa de haber ejercitado mi derecho a decidir, dos veces. Una vez terminé con mi embarazo. Otra vez traje al mundo un hermoso niño. Sin arrepentimientos.